miércoles, 11 de marzo de 2009

Aviso a los indoctos.

A menudo nos espetan los reacios al matrimonio, que cual es le valor que se da a firmar un “papelito”, y dicen esto, en tono despreciativo hacia el susodicho papel. Debemos precisar a los indoctos, por tanto, que el mencionado con desprecio “papelito” lo pueden haber firmado los protagonistas o no, en un baño, en una cama, o debajo de un puente, pero donde y como lo hayan hecho nos resulta irrelevante, porque de lo que se trata, a la hora de realizar un matrimonio ante un juez, o ante un sacerdote, es de manifestar públicamente su deseo de formar una sociedad, y que como consecuencia de ello, se comprometa la sociedad global a velar por su protección social y juridica, en justa correspondencia. Es un compromiso ante la sociedad para que esta se de por enterada, y en el caso de la boda religiosa la sociedad y Dios mismo, en el momento de bendecir la Iglesia Católica la unión.
Los que rehúyen el acto público lo hacen por su falta de responsabilidad o por su carácter pusilánime e inmaduro, que les impide asumir compromisos, por conservadurismo reaccionario, y temor a tener que cambiar de estilo de vida.
Lejos de ser progresistas e inconformistas, como presumen ser, son inmaduros señoritos y señoritas con ansias de promiscuidades, y coqueteos frívolos.
Hacer estas aclaraciones se hace necesario, debido a que si no se aclara este y otros aspectos de una vez por todas, corremos el riesgo de ser tildados los comprometidos y consecuentes, de fachas, y los irresponsables, de progresistas, lo que sería locura y desvario extremo.
Es necesario por tanto poner los puntos sobre las ies, y llamar al pan, pan, y al vino, vino.
El Ayudante del Farero