miércoles, 17 de octubre de 2007

Actores versus "actores"

Existen profesionales del arte dramático que estudian o estudiaron, que desarrollan su carrera con profesionalidad y con celo, asumiendo los principios de la profesión sin dogmatismos, de manera creativa e innovadora, con plena asunción de sus roles tras una investigación del personaje y atendiendo las instrucciones del director, con lealtad crítica, dignos herederos de una tradición que en España se escribe con letras doradas, pues ha sido y es, cuna de grandes actores y actrices que han enaltecido el arte hasta más allá de lo calculable.
Frente a estos, se encuentran los hijos, los sobrinos, las mujeres, los maridos, las meretrices, las modelos, los vagos, y toda una tropa de elementos que solo pueden interpretar el papel de si mismos, incapaces de desarrollar las técnicas del arte dramático.
Para las televisiones es más barato contar con estos elementos, que con actores de verdad, y para los directores de cine español, cuentan además con el aliciente de ser amigos del poder, y palanca para la obtención de subvenciones
Con estos mimbres se hacen estos cestos, los actores que con dignidad y profesionalidad realizan sus trabajos se ven obligados a trufar los elencos de las series televisivas y alguna que otra película entre estos figurantes ascendidos a principales, y con los modestos emolumentos de ellos, lo que sólo se puede calificar de lamentable.
Dando la replica malos a buenos, y buenos a malos, el producto no se dignifica, y muy al contrario, se debilita la calidad de nuestra escena y de nuestro plató.
Para colmo de males los guionistas, carentes de imaginación en la mayoría de los casos, recurren al exabrupto, el taco, la grosería, y el lugar común, siempre refocilándose en lo cutre, y en lo delincuescente, cuando no, en el onanismo senil, de algún que otro director, que busca lo escabroso por morbo y para cubrir sus personales insatisfacciones sexuales.
Técnicamente, los buenos técnicos son contratados por las "mayors" y lo que se queda aquí es de una segunda fila o vagón de cola.
En suma que con una ley del cine tan injustificadamente proteccionista para colmo de males, el futuro que nos espera es sombrío, por lo menos el inmediato.
El ayudante del Farero.