Entre los políticos se está poniendo de moda últimamente esta manera de hablar, que consiste en hacer pausas excesivas entre palabra y palabra; este recurso de oratoria se suele utilizar en la docencia para remarcar de manera ostensible ciertas palabras que encierran conceptos, que se desea dejar muy patentes ante el auditorio. De esta manera facilona aquellos malos pedagogos que no saben dar énfasis a ciertas palabras al ser pronunciadas, recurren a este truco o a la elevación de la voz para conseguirlo. De lo cual se deduce, que estos políticos, metidos a profesor "ciruela", nos tratan a la "gente", como ellos dicen, y a su oposición posicional, que no ideológica, como si fuéramos alumnos indoctos y retrasados. El intuir desde su torre de cristal, el nivel de desconocimiento general existente, gracias a su promoción y apoyo a sistemas de embrutecimiento colectivo, no les da derecho a tratar a toda "la gente" por igual, y mucho menos a disimular, tan torpemente, su falta de fervor e interés en la defensa de sus pretendidos principios. No voy a dar nombres, porque ejemplos hay en las dos orillas. Esta bien, que de cara a sus correligionarios, a los que últimamente reúnen semanalmente, les hablen así, debido principalmente a que, carentes de teóricas sobre política, y con lo posibilistas que son los cambios tácticos que efectúan las cúpulas de los partidos, se les hace necesario estos fines de semana didácticos, dado que los militantes están "in albis".
P.S. Sin animo de disculpar a las secretarías de formación de los partidos, es justo decir, que lo tienen dificil a la hora de recomendar lecturas para la formación de sus huestes, debido a que del neosocialismo algo habrá pero poco, más del centrismo, ni con un gran esfuerzo de voluntarismo logro imaginarlo.
El Ayudante del Farero