miércoles, 28 de enero de 2009

Vivir con mi asesino

Me levante ayer bastante temprano, y como viene a ser costumbre los domingos, acudí a comprar churros a Marichu, donde pude coincidir con Ramonchu, de vuelta a casa me adelanté a él, porque yo ya había comprado el diario y él en cambio, se entretuvo haciéndolo. Al medio día coincidimos en misa de doce, pues pude verle junto a su mujer en la tercera línea de bancos como suele ser habitual. Hacia la una y media fui a buscar a Quique que estaba acabando su partido de fútbol, pues mi nieto viene a comer todos los domingos con sus abuelos. Paramos un momento camino de casa, a tomar un vino yo y una cocacola el niño, donde Josemari, y subimos los dos a comer la riquísima paella que había preparado la amachu. Por la tarde ya, fui a llevar de vuelta a su casa al crio, y de regreso pasé por el bar de Josechu, donde estaba Ramonchu jugando la partida, me propusieron tomar el relevo de Andrés, e ir de pareja con Ramonchu, cosa que acepté. Perdimos y tuvimos él y yo, que pagar los cafés los chupitos, los carajillos y las farias, no fue mucho. Volví a casa donde me esperaba la amachu para preparar la cena. Esta mañana salí temprano como todos los días treinta de mes, para firmar las autorizaciones para pagar las nominas del personal. Cuando puse pie en la acera se vino hacia mi Vicente, el sobrino de Ramonchu que estaba en Valencia, yo creí que me iba a pedir algo, y creo que hasta le sonreí, él me espetó dos tiros en el pecho. Primero sentí una quemazón enorme, y luego mucho frío, tanto que me encogí, y ante la debilidad, que sentía también en las piernas me agaché entre dos coches. A lo lejos, con la mirada vidriada pude divisar en la esquina a Ramonchu, ayudando a huir a su sobrino. Noté que llegaba junto a mí la amachu llorando, y me desmayé. Ahora está siendo mi velatorio, y allí están Ramonchu y su mujer dando el pésame a la amachu. Podía haberme avisado el día anterior el tío cabrón, y yo darme cuenta que vivía con mi asesino.

lunes, 26 de enero de 2009

Las tribulaciones de D. Miguel de Cervantes

Entró y aposentose D. Miguel de Cervantes Saavedra en una hospedería de la noble ciudad de Toledo, famosa por lo confortable de sus estancias y lo provechoso de su gastronomía. Preguntó D. Miguel por el dueño, y este acudió al pronto, y solícito interrogó a su cliente sobre sus deseos más perentorios. D. Miguel le expuso sus necesidades alimenticias, pues previamente ya habia ajustado precio y reserva de un alojamiento con una doncella, y el hostelero le preguntó entonces: "No es acaso vuesa merced el muy noble soldado y reputado escribidor, autor del libro Aventuras y desventuras de D. Quijote de la Mancha". A lo que respondió D. Miguel : "Así es, y vos deduzco, que habéis de ser conocedor del mismo" Así es" respondió el dueño de la hospedería y añadió. "He disfrutado sin duda, conociendo como el tal D. Alfonso Quintano, y su amigo Rocinante, emprenden viaje a la aventura por tierras castellanas, perdiendo el citado D. Alfonso las entendederas por una zagala mucho más joven que él, vecina de El Toboso, razón por la cual lo rechaza como pretendiente, a consecuencia de lo cual, optó por romperse la crisma por despecho, de manera harto irresponsable, contra una central harinera, y que todas estas locuras y desafueros le venían inspirados al citado hidalgo, por abusar de la lectura de libros sobre caballería andante y otros tipos de transporte de personas y mercancías". Ante esto, D. Miguel apostilló : "En verdad veo lo provechosa que os ha sido la lectura, me cabe en efecto el orgullo de ser el escritor, y a mi obra el honor, de haberos servido de entretenimiento, y de vuesas palabras deduzco, que con notable conocimiento de todo lo allí expuesto".
Acabada la cena, D. Miguel se dirigió a sus estancias, y llenando una tina de agua, se sumergió en ella, cortándose a continuación las venas, por morir presa de la más absoluta desesperanza, y decepción.
El Ayudante del Farero.

jueves, 15 de enero de 2009

MALTRATO A LAS MUJERES

Las mujeres, que sufriendo malos tratos, perdonan a sus maltratadores, suelen argumentar como razón para hacerlo, y no interponer denuncias, el bienestar de sus hijos. Es claro y notorio, que en un ambiente de violencia entre los padres, provocado generalmente por causas perniciosas como alcoholismo y otras adicciones, al sexo, al juego, etc.., se hace casi imposible llevar a cabo una educación y formación correcta de los hijos, motivo por el cual, el juez tutelar de menores debería actuar de oficio en estos casos, arrebatando a ambos padres la patria potestad sobre los hijos. Con ello, resolveríamos dos problemas, por un lado y siendo el más importante, el bienestar y la educación de los menores, proceso al que la sociedad civilizada no podemos sustraernos, y por otro, la no desdeñable mayor libertad de la mujer para, que una vez liberada de la responsabilidad de sus hijos, pueda emprender acciones legales contra el maltratador.
Que duda cabe, que una vez interpuesta la demanda de alejamiento, y presentadas las denuncias pertinentes, la mujer recuperaría lógicamente dicha patria potestad, que volvería a perder de nuevo, si como suele ocurrir flojea su memoria o su dignidad.
El Ayudante del Farero.

martes, 13 de enero de 2009

Comiendo en Z.

En las próximas elecciones nos ventilamos mucho, efectivamente. Muy rico el foi, por cierto. Es necesario enganchar con sectores reticentes a nuestro mensaje. Aquí tienen un Borgoña para la carne, que te lo aconsejo, es espléndido. Volviendo al tema, es necesario por tanto, modular nuestro mensaje. Si, por favor, nos trae ese Borgoña que nos suele recomendar el somelier. Como te iba diciendo, no debemos manifestarnos tan inamovibles, más dúctiles, que crean que somos domesticables, aunque, una vez llegados a donde se pretende, podamos dar cuantos giros se nos tercien, en función de las circunstancias, que todos se atengan al guión, que luego hay gente que va por libre y se nos ve a todos el plumero, no me jodas. Traiga más croquetitas de salmón, que estan muy buenas. La señorita, o entra por el aro o se le amenaza con la guerra total, a ver que se ha creído, disciplina, sin disciplina no se alcanza el gobierno, y más en campaña permanente,como ahora estamos. Para mi la carne al punto por favor, y sin mucha guarnición que quiero reservarme para los postres, que aquí son exquisitos. Y ojo con el señorito cortijero, que últimamente va de jefe, y ya le he pillado en un par de ocasiones, haciéndote la cama. O se entera de cual es su sitio, o a la puta calle, disciplina, mano de hierro. Prueba tú el Borgoña. Qué te dije, mira la añada, cobran caro, pero la relación calidad-precio es estupenda, y como pagan los contribuyentes, pues que se jodan.
En resumidas cuentas, tú dame las riendas y preocúpate sólo de sonreír y dialogar, mucho dialogar, mira a este, que bien le van las cosas, pues a ti, mejor te van a ir. Muy bueno el vino, ya estaba yo, ahora mismo, cantando las excelencias. Ahora después, con los postres, el Moët de siempre por favor.
Un camarero, amigo del Ayudante del Farero.

miércoles, 7 de enero de 2009

Carta a un Obispo

Su Ilustrísima y Reverendísima : He leído sus últimas declaraciones, y he visto en sus calculadas opiniones, su prudencia, su mesura para no herir aquí ni allí, con equidistancia, respetuoso con el principio de "poner una vela a Dios y otra al diablo". Pero debo advertir con el debido respeto a Su Ilustrísima y Reverendísima, que Nuestro Señor Jesucristo siempre habló con rotundidez y claridad, aun a costa de granjearse la enemistad de aquellos malnacidos que acabaron con su vida. Que la labor evangelizadora debe llevarse a cabo a la luz de la verdad única e indivisible, carente de matices y relativismos, y si se vacía algún templo que se vacíe, mejor vacío que lleno de zombis ñoños, carentes de fe, que acuden a la Iglesia al calor del "por si acaso". Cuide Su Ilustrísima y Reverendísima que la lengua no se le vuelva llamarada que queme su garganta, y el anillo y el báculo, hierros ardientes que le quemen las blancas manos. Ruego reciba estas anotaciones, como aportaciones hechas con afecto y consideración.
Beso su anillo y sus pies en señal de obediencia y pido a Dios Nuestro Señor que os dé una larga vida a su servicio.
El Ayudante del Farero